Noviembre de 2019 fue un parteaguas en la política boliviana. Luego de casi un mes de paralización del país y una permanente movilización de la ciudadanía de clase media urbana denunciando fraude electoral, Evo Morales del Movimiento al Socialismo (MAS) renunció a su mandato constitucional generando un vacío de poder y ahondando la crisis política (Wolff 2020). La primera responsabilidad del Estado fue asumida por la senadora de oposición Jeanine Áñez con el encargo de llevar a cabo elecciones generales. Este proceso generó un debate académico entre calificar la salida de Morales como golpe de Estado o transición constitucional (Mayorga 2020: Barrios 2021; Claros y Diaz 2022). El gobierno de Jeanine Áñez, carente base política, pronto se enlodó en corrupción e improvisación. Con el legislativo y los poderes subnacionales en contra, la presidenta tuvo que afrontar la crisis sanitaria de Covid19 que, finalmente resultó ineficaz, ya que estaba el frente de un Estado débil que históricamente carecía de infraestructura organizacional y material para enfrentar una situación de esta magnitud (Velasco et.al. 2021; Flores 2020). Luego de varias postergaciones causadas por la crisis sanitaria, se llevaron a cabo las elecciones de presidenciales en octubre de 2020 donde venció el MAS con el 55% de los votos, pero a la cabeza de Luis Arce como nuevo líder (Quiroga y Pagliarone 2023). Este sorprendente resultado fue analizado como la capacidad de enraizamiento del MAS en la organizaciones sociales así como de la fortaleza de su sociedad civil (Crabtree 2020); este evento si bien ratificó un sistema de partido partido dominante, con mayoría calificada en ambas cámaras del poder legislativo, también abre la interrogante sobre los nuevos liderazgos en el país. Junto con la salida de Morales del poder, aparecieron nuevos lideres como Eva Copa en el Alto de La Paz que claramente se oponen a la continuidad de Morales al frente del MAS. Quizás se asiste no solo a un cambio de liderazgos sino a una necesidad de rearticular discurso, estilo de política, en un país que, desde 2006, ha cambiado profundamente de elites políticas pero no ha resuelto sus viejos problemas económicos y políticos. Posteriormente, ya en el nuevo gobierno del MAS se presentó un deterioro de las relaciones entre el presidente Luis Arce y el expresidente Evo Morales con exigencias y acusaciones mutuas. Hoy Bolivia vive un proceso de reconfiguración política que tiene expresiones en una división del MAS entre un ala “arcista” y otra “evista”. Esto abre la interrogante de los efectos de este fraccionamiento sobre el propio MAS y la democracia boliviana. Con estos antecedentes, la mesa invita a presentar ponencias sobre este nuevo tiempo político boliviano. Reflexiones en torno a las causas de la crisis política de 2019 que derivó en la renuncia de Morales, los efectos en el sistema político y de partidos, las características de los liderazgos y su relación con las organizaciones sociales son bienvenidas.