Desde hace ya unos años, tanto desde Europa como desde el ámbito internacional se ha solicitado al sector agroganadero que asuman un nuevo rol: el de administradores de la tierra (en términos de la 22ª Conferencia Regional de la FAO para Europa sobre el Carácter Multifuncional de la Agricultura y la Tierra). Y ello porque se hace imprescindible su participación para frenar el deterioro que hasta ahora ha producido su actividad en muchos recursos naturales: agua, suelo, atmósfera.

Lo cierto es que este cambio se está produciendo, pero qué duda cabe que debe de ir acompañado de un reconocimiento de las externalidades positivas que con él se producen y de un pago por los servicios ambientales que este nuevo rol implica, pues ahora este sector también "hace medio ambiente".

Consecuentemente, se hace necesario darle la vuelta al principio europeo "Quien Contamina, Paga" para convertirlo en "Quien no contamina, gana". El Contrato Territorial de Explotación, aplicado adecuadamente, podría ser un muy buen instrumento para dar cumplimiento a este principio de reconocimiento al sector agropecuario de su labor como custodios de nuetros recursos naturales.