Desde 2015 la UE vigila la desinformación proveniente de Rusia como parte de una potencial amenaza híbrida y en respuesta incremental al Brexit y la elección de Trump a partir de 2018 la Comisión desarrolló una respuesta más comprehensiva con 3 grandes líneas de trabajo: un Grupo de Alto Nivel sobre noticias falsas y desinformación, un Código de Conducta voluntario para las plataformas de medios sociales y un Plan de Acción sobre Desinformación. Tras las críticas elecciones europeas de 2019 y después de la pandemia de la COVID-19, se adoptó el Plan de Acción Europeo para la Democracia (EDAP, diciembre de 2020) que establece cuatro pilares: la promoción de elecciones libres y justas; la participación ciudadana en espacio cívico justo y favorable; el fortalecimiento de la libertad y el pluralismo de los medios de comunicación; y la lucha contra la desinformación (en forma de corregulación, a través de la ley de Servicios Digitales, que la UE adoptó en abril de 2022). El Plan de Acción para la Democracia ha supuesto un hito en el enfoque europeo de la desinformación, proporcionando la columna vertebral de las políticas en este ámbito hasta 2024.

El objetivo de esta comunicación es presentar un diseño de investigación sobre cómo las concepciones normativas del debate público en democracia se relacionan con diferentes alternativas y estrategias políticas para combatir la desinformación. Aunque no existe una explicación general convincente para la respuesta regulatoria de la UE, la literatura existente sugiere que la participación de actores con intereses y representaciones divergentes ha sido clave en el establecimiento de la agenda, hasta el punto de que se puede hablar del desarrollo y consolidación de un campo de prácticas políticas sobre la respuesta de las democracias a este fenómeno. En este sentido pensamos que resulta fundamental rastrear los procesos y cartografiar las posiciones de los actores en dicho campo para entender la emergente respuesta de la UE.