¿Es realmente posible la promoción del Juego Responsable? ¿Se trata de una moda o, por el contrario, es una necesidad social? ¿Qué consecuencias tiene sobre el jugador y las empresas del sector?

Cuando se habla de Juego Responsable se hace referencia a la promoción de unas pautas de conducta por parte del jugador que minimicen los riesgos de adicción que tienen algunos juegos de azar, al tiempo que permitan que el juego sea lo que se pretende originariamente: una actividad lúdica. El DSM-5, -el manual de  clasificación de las enfermedades mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, al cual se refieren todos los especialistas en psicología clínica y psicopatología-, entiende la ludopatía como un trastorno adictivo, a consecuencia del cual el jugador es incapaz de dejar de jugar, aunque lo desee. Es por ello que todo programa de Juego Responsable debe comprometer no sólo al jugador, sino también a las propias empresas y a la sociedad en su conjunto porque, por definición, el ludópata no es capaz de controlar su impulso de jugar aunque esté perdiendo cantidades ingentes de dinero.

En el trabajo que presentamos se exponen algunos de los objetivos de los programas de Juego Responsable, así como algunas estrategias para poder implementarlos.