La ponencia toma como marco de justicia el enfoque de capacidades de Martha Nussbaum. El ámbito espacial en el que se aplica es el de los barrios urbanos y el problema específico que se aborda es el de la gentrificación. En clave democrática, se defienden los derechos a la vivienda y a la ciudad frente al poder del capital inmobiliario. La ponencia tiene la siguiente estructura. Primero, se identifican tres tipos de capacidades humanas interconectadas que los procesos de gentrificación ponen en riesgo. Unas son las capacidades que requieren del espacio de intimidad, privacidad y seguridad que constituye una vivienda digna y estable. Nuestra casa no es solo el lugar en el que satisfacemos necesidades fisiológicas como el sueño, sino también ese depósito de recuerdos, sede de proyectos y refugio de intimidades al que llamamos hogar. Otro tipo de capacidades parcialmente amenazadas por la gentrificación son las que consisten en tejer relaciones personales, asociativas y/o culturales con nuestras vecinas del bloque y del barrio. La ponencia toma la propuesta de Elizabeth Brake de incorporar las bases sociales de las relaciones de cuidado a la métrica de la justicia y desarrolla sus implicaciones en relación con el espacio urbano y vecinal. Un último tipo de capacidades a las que se refiere la ponencia son las vinculadas a la participación en la toma de decisiones políticas en lo que afecta a la vida de los barrios, en línea con lo que Henri Lefebvre etiquetó como “derecho a la ciudad”. Explicados esos tres tipos de capacidades, el segundo paso de la ponencia es mostrar cómo la gentrificación los pone en riesgo. Ese riesgo se asienta en la falta de poder de muchas personas sobre la vivienda y el barrio en que viven, en la medida en que ese poder es atesorado por el capital inmobiliario que ostenta la propiedad de los bloques de vivienda, decide sobre la finalidad de los locales del barrio y/o incide en los usos de los espacios públicos de la ciudad. La ponencia argumenta que ese desequilibrio de poder constituye un déficit democrático. Como remedio, se propone articular mecanismos de empoderamiento de las personas que habitan los barrios, como por ejemplo dotar de carácter indefinido a sus contratos de alquiler de vivienda, proteger espacios autogestionados y/o desincentivar la especulación inmobiliaria. Se trata, en definitiva, de poner en el centro las capacidades humanas que hay en juego y reforzar el control democrático sobre la vida urbana.