Ante la consumada deslegitimación y escasa capacidad de movilización de los partidos políticos que conforman la oposición histórica (nacionalista y/o de izquierdas) al régimen marroquí, la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) ha asumido en los últimos años un papel que trasciende su ámbito de actuación original y puede considerarse plenamente político. Al ser casi la única organización bien estructurada con implantación en todo el territorio nacional y posiciones abiertamente críticas con el poder, funciona como paraguas incluyente para militantes de diversos partidos minoritarios de la izquierda más crítica.

Aparte de la vieja tensión entre el discurso de inspiración jurídica y referencia universalista sobre los derechos humanos —teóricamente apolítico— y la tendencia a encarnar un proyecto político preciso, buena parte de los dilemas a los que se enfrenta la actividad de la AMDH se derivan de su relación con la ideología nacionalista omnipresente en este país. Por un lado, en relación con el conflicto del Sáhara Occidental, en esta organización coexisten históricamente una corriente inequívocamente nacionalista y otra, más marginal, que ha abogado en determinados momentos por la autodeterminación del pueblo saharaui, aun a costa de su legalidad. El consenso generalizado en Marruecos en torno a esta causa nacional excluyó durante mucho tiempo a los independentistas de esta región de las víctimas de violaciones de los derechos humanos susceptibles de ser defendidas, pero este tabú ha sido progresivamente superado en los últimos años.

Por otro lado, en el plano regional, la impronta nacionalista y la enconada rivalidad entre Marruecos y Argelia han dificultado los sucesivos intentos de coordinación con otras organizaciones similares de los países vecinos del Magreb. La nueva Coordinadora Magrebí de Organizaciones de Derechos Humanos (CMODH), lanzada en 2009, constituye la iniciativa más audaz de constituir una red de este tipo.