El trabajo de inteligencia moderno se asienta sobre las capacidades y fortalezas que ofrecen 1) los analistas y 2) las herramientas que utilizan en el desempeño de sus tareas, en una suma que se ha dado durante toda la historia del análisis de inteligencia, aunque con ponderaciones variables para cada elemento. En este sentido, la tecnología ha adquirido en la actualidad una importancia muy elevada como herramienta de apoyo, o incluso de sustento básico, en determinadas fases del proceso de inteligencia como la detección de información relevante para el consumidor –entre grandes volúmenes de ruido- o el análisis de la misma.

Sin embargo, existe un factor que juega en contra del aumento de potencia de procesamiento de las herramientas y del refinamiento de los métodos y técnicas de análisis que aplican las personas: los sesgos tecnológicos y cognitivos que, respectivamente, suponen barreras que impiden la obtención de conclusiones adecuadas.

Sobre los segundos existe abundante literatura especializada, por lo que esta ponencia pretende realizar una aproximación al concepto de sesgo tecnológico y ahondar en la manera en que los distintos sesgos afectan a las fases del ‘proceso de inteligencia’, pudiéndose establecer patrones e identificarse distintos niveles de impacto según el sesgo estudiado en cada una de las fases.