Eventos recientes que abarcan desde la victoria de Donald Trump y el surgimiento de fuerzas como Podemos o Syriza, hasta la salida del Reino Unido de la Unión Europea y la formación de gobiernos de corte nacionalista en Polonia y Hungría han dado lugar a un creciente interés por el populismo como fenómeno político: ¿Qué ha roto el consenso neoliberal vigente desde hace décadas? ¿Cuál ha sido el impacto de la Gran Recesión en la aparición de estos movimientos? ¿Por qué el electorado parece decantarse por fuerzas políticas poco ortodoxas? ¿Qué sujetos políticos tienen mayor probabilidad de caer bajo el influjo de estos movimientos? ¿Por qué son tan atractivos estos movimientos pese a la aparente inviabilidad de sus promesas?

Si bien en los últimos tiempos han empezado a aparecer estudios que buscan dar respuesta a estas preguntas, prestando especial atención tanto a la identificación de aquellos segmentos del electorado más proclives a apoyar a fuerzas de carácter populista como a las razones que pueden hacerles decantarse por estas opciones, hay otro aspecto de este fenómeno político que no está recibiendo una atención comparable desde la perspectiva de la teoría política. A saber, las raíces y limitaciones teológicas de una serie de movimientos que son comúnmente caracterizados como escatológicos.

El objetivo de esta ponencia es poner hincapié en este aspecto, poniendo de relieve los orígenes teológicos de una serie de movimientos que amenazan con poner en entredicho los aspectos más fundamentales de la política occidental. Partiendo de la tensión entre democracia y liberalismo señalada en el trabajo de Chantal Mouffe, e inspirándose en la distinción hecha por Giorgio Agamben entre teología económica y teología política, el propósito de este trabajo es señalar la forma en que una aparente decepción con el devenir del “plan divino” (teología económica) puede llevarnos a buscar refugio una  “soberanía” o “voluntad” de Dios (teología política) que nos acerque a una parusía de carácter inmanente. Es decir, un juicio final y una segunda venida del salvador que no ha de ser esperada, sino tomada por asalto.