Una de las preguntas más formuladas es por qué los países de la antigua Yugoslavia no han vivido un nivel de movilización civil similar al que se ha vivido en Grecia, España o Portugal a raíz de las políticas de austeridad aplicadas con posterioridad a la crisis de 2008. El artículo estructurará las estrategias de desactivación y contraposición de las élites gubernamentales del sudeste europeo hacia los movimientos sociales. El presente trabajo intenta explicar cómo no solo no hay una trayectoria histórica de militancia política y unos códigos heredados en la movilización social, sino que las élites, asistidas de los medios de comunicación, además de desacreditar la lucha social y de dividirla, practican estrategias exitosas de propagación del miedo, de la desconfianza y de la incertidumbre contra sus rivales políticos en la sociedad civil. Para ello estas élites se amparan en las turbulencias  históricas y en las sufridas durante la transición política, recurren al populismo étnico-nacionalista e instrumentalizan las controvertidas relaciones de vecindad marcadas por la geopolítica regional e internacional.