El objetivo de esta comunicación es mostrar y analizar las prácticas resistentes y la participación política que han llevado a cabo aquellas mujeres que sin haber tenido un papel protagonista en el espacio público en el transcurso del conflicto vasco, si han vivido sus consecuencias a causa de tener un familiar o amigo involucrado en el tema. Hablaremos de la agencia de aquellas mujeres que vivieron situaciones violentas en las décadas de 1980 y 1990, pues más allá de su reconocimiento como cuerpos susceptibles de sufrir violencia, se debe reconocer su capacidad de resistencia y su participación en el tema. Y es que decidir ir o no a visitar a alguien a la cárcel o participar en homenajes anuales supone una implicación; también evadirse del conflicto creando redes con amigas, compañeras en la misma situación, profundizar en hobbies personales han servido para crear espacios seguros en situaciones tan extremas. Pero más allá de las prácticas cotidianas, debemos considerar que estas mujeres le han hecho frente a la autoridad y también se han organizado políticamente, por mucho que ellas denominen todo esto como prácticas de amor. Desengranar y reconceptualizar ese amor como político va a ser la base de esta propuesta.