La criminalidad organizada ha experimentado en las últimas décadas importantes transformaciones, confiriéndole novedosas capacidades de acción en las esferas nacional e internacional, adquiriendo con su explotación niveles de peligrosidad inusitados hasta la fecha. A su vez, los tradicionales instrumentos de lucha contra este fenómeno, eminentemente de carácter reactivo, han perdido efectividad. Ante esta tesitura, el recurso a la inteligencia podría conferir a oos Estados nuevas opciones y capacidades para hacer frente al desafío criminal, más allá de los niveles operativo y táctico, elevando a niveles preventivos y estratégicos los parámetros de respuesta. Para ello, resulta indispensable explotar la aplicabilidad del corpus teórico de la inteligencia ante la amenaza de la criminalidad organizada, al tiempo que se conjuga con el desarrollo de una teorización igualmente profunda, del propio fenómeno criminal organizado. Objetivo: implementar una doctrina específica de inteligencia criminal, que favorezca retomar la iniciativa estatal frente a la actividad de la delincuencia organizada.