El desarrollo teórico de distintas disciplinas sociales identifica una progresiva transformación de la funcionalidad de los gobiernos subestatales. De tal forma, se ha llegado a plantear que, en términos politológicos, las regiones van progresivamente adquiriendo mayores funciones de representación, legitimación y gobernabilidad dentro del Estado, no sólo a escala nacional sino también más allá de nuestras fronteras. Igualmente, se viene argumentando que las presidencias rotatorias de la Unión Europea (UE), que se mantienen a pesar de la entrada en vigor del tratado de Lisboa, así como de las distintos nuevos cargos previstos por el mismo, suponen una oportunidad inigualable para los estados miembros de la Unión para, durante seis meses, poner encima de la mesa europea sus inquietudes e intereses particulares, influyendo sobremanera de esta forma en la confección de la agenda comunitaria. En el contexto de los mencionados debates, nos preguntamos  ¿cómo afecta la participación de las regiones de los estados miembros en las diferentes presidencias de las UE? 

 Pretendemos analizar los factores que incentivaron o bloquearon la participación de las Comunidades Autónomas durante la presidencia rotatoria del primer semestre de 2010. Para ello nos serviremos de una exhaustiva codificación cuantitativa de eventos organizados durante la presidencia española (si bien contaremos con testimonios relevantes derivados de la realización específica de entrevistas, además del análisis de documentos políticos generados a escala autonómica y relevantes al respecto), que nos permita dilucidar la involucración de las CC.AA. en su organización de los mismos, así como su habilidad para poner sobre la mesa, modificar o dejar en el olvido aquellas cuestiones de mayor y específico interés regional, es decir para gestionar y decidir la agenda-setting de la Presidencia española

 Partiremos de tres hipótesis básicas iniciales: (1) La presidencia supone para algunas regiones una oportunidad única para obtener visibilidad y les permite elevar sus inquietudes específicas a la agenda política europea; (2) las regiones de los estados federales o fuertemente descentralizados tienen la oportunidad de enfatizar durante la presidencia políticas concretas como la de desarrollo regional, fondos estructurales, o la cultural y la lingüística, entre otras; y (3), el grado de participación de las CC.AA. difiere, quedando algunas de ellas mucho más involucradas en el proceso o desarrollo de la Presidencia de 2010 que otras.