Los analistas y los profesionales de la administración pública somos conscientes de la creciente complejidad de sus retos. La literatura ha generado el término "wicked problems" para referirse a aquellas situaciones que parecen desbordar sus capacidades de actuación. El principal problema radica en el contraste entre la simplicidad administrativa y la complejidad de la realidad sobre la que pretende incidir. Los problemas son "malditos" precisamente por su complejidad y por su resistencia ante las respuestas tecno-simplificadores de la administración tradicional. Las administraciones no únicamente deben ser eficientes, sino que deben desarrollar la inteligencia que les exige un nuevo contexto. Una inteligencia que no aparece como una aplicación técnica, sino que es el producto del diálogo, el intercambio, las relaciones, las interacciones. El debate conceptual sobre la complejidad y la inteligencia administrativa es prolífico, aunque tiene más dificultades a la hora de trasladarse al ámbito de las evidencias empíricas. En esta dimensión práctica es donde situamos el foco de nuestra aportación. Analizando una muestra de 6 comisiones interdepartamentales del gobierno catalán pretendemos, por un lado, explorar una realidad administrativa poco conocida y, por otro lado, profundizar en una experiencia práctica de espacio relacional. Saber como funcionan estos espacios de encuentro y hasta que punto producen políticas "inteligentes" es el objetivo central de nuestra ponencia.