La evolución de las políticas exteriores de los Estados del Norte de África desde las transformaciones políticas desencadenadas en la región en 2011 ha estado influida por los constraints vinculados a la crisis económica y financiera global, pero también por   cuestiones de seguridad propias del espacio subregional más inmediato que varían de un país a otro. Entre estas últimas se encuentran las preocupaciones vinculadas a la percepción de riesgos y amenazas en las zonas fronterizas y en el vecindario más próximo. Lo que es interesante observar, entre otras cuestiones, son las tentativas de algunos dirigentes para transformar esta fuente de fragilidad en oportunidad para reafirmarse ante las grandes potencias.

Desde esta perspectiva el objetivo de esta comunicación es analizar y comparar las políticas llevadas a cabo  por Egipto, Libia, Argelia y Marruecos en el entorno subregional en los siguientes casos:

•  El Egipto postrevolucionario frente al deterioro de la situación de seguridad en la Península del Sinaí, donde el aumento de las actividades ilícitas y la inestabilidad política afectan directamente a los fundamentos de las relaciones bilaterales con Israel (exigencia de desmilitarización de esta península en el marco del Tratado de Paz firmado en 1979)
•  Las nuevas autoridades libias frente al caos fronterizo desencadenado por el conflicto civil y por la intervención internacional de 2011, fuente de riesgos para la seguridad que se extienden a nivel regional y que han conducido al cierre temporal de las fronteras con sus vecinos sahelianos.
•  La Argelia del presidente Buteflika –sin haber experimentado un cambio de régimen-  frente a la crisis abierta en el norte de Mali y sus intentos de aprovecharla para reforzar su estatus de potencia regional ante Estados Unidos y Francia.
•  Marruecos y el dossier de Mali, percibido como una oportunidad para vincular los problemas de seguridad en la región a la no-resolución del conflicto del Sáhara Occidental y atraer la atención de la comunidad internacional sobre este último en un sentido favorable a los intereses de Rabat, así como para recuperar un papel de liderazgo a nivel regional promoviendo la cooperación con organizaciones africanas como la CEDEAO y la CEN-SAD
•  Marruecos frente al conflicto del Sáhara Occidental, en el que sus posiciones se enfrentan a dificultades en el plano internacional tanto en el Parlamento Europeo como en el seno de la ONU (lo que provocó por ejemplo su reiterada de confianza al enviado especial del Secretario General, Christopher Ross).

 Estas cuestiones territoriales serán puestas en relación con la (no) evolución de las relaciones intermagrebíes, cuyo statu quo permanece inalterable pese al clima de distensión argelino-marroquí existente durante 2011 y los esfuerzos de los dirigentes tunecinos para relanzar la construcción de la Unión del Magreb Árabe (UMA).