La red y los nuevos medios de circulación de la información vinculados a ella parecen poner en entredicho el poder del Estado. Los actores sociales se hacen visibles y canalizan sus protestas y demandas a través de esos nuevos medios, por definición incontrolables para el aaparato estatal. ¿Se trata de un proceso de transformación de la manera de hacer política? ¿Cabe pensar que se está en camino a la democratización del poder?

Este grupo de trabajo quiere preguntarse si esas nuevas vías que la red abre a los actores políticos suponen un cambio de las características del poder o más bien desafían el aparato estatal y, por ello, estarían contribuyendo a diferenciar dos elementos que durante mucho tiempo han permanecidoa asimilados: Estado y poder político. Si esta distinción fuera la que está operando, cabría preguntarse qué puede estar significando esa potencial democratización del poder: ¿la disolución del poder político y así el fin de los dilemas ético-políticos que su manejo conlleva, o la multiplicación de esos dilemas en tanto el poder político se muestra como algo más extenso y que se encuentra en más manos que el poder estatal? ¿Estamos ante una nueva política o ante antiguos dilemas?