Es habitual asociar a Grecia y su tradición como la "cuna de la civilización occidental". La influencia de su pensamiento y la manera en que la teoría política se ha fijado en ella ofrece una oportunidad para pensarla hoy, en el siglo XXI, de manera distinta y desde tradiciones distintas. 

Pensar en el modelo de ciudadano que vive en la polis se hace hoy muy importante en un momento en el que las instituciones tradicionales dan síntomas de agotamiento. Sin embargo, este agotamiento institucional no es tan claro al pensar en un ciudadano vigilante cada vez más musculado. 

Puede que  fuera Odiseo la referencia más fuerte, entre otras, que el ciudadano vigilante tuvo en la dulce cama de su infancia. Pensando que entre sus sábanas y atendiendo a las nanas de Occidente podamos entender mejor al ciudadano de hoy, ya adulto, compararémos al personaje homérico con el personaje de la novela El Castillo de Franz Kafka (1883-1924). 

Tal vez así, en una atmósfera de una sensibilidad diferente a la griega, sin dioses, en donde la heroicidad es más bien un recurso contra la impotencia propia del ser humano, entendamos algunos de los elementos más importantes de lo que entendemos por ciudadano vigilante.