En los últimos años las democracias europeas están dando muestras de importantes debilidades en sus pilares fundamentales. Su faceta representativa se encuentra gravemente deteriorada por el hecho de que las decisiones estén cada vez más determinadas por las demandas que presentan grupos que defienden intereses sectoriales. En este sentido, en los estados democráticos los individuos parecen haber perdido opciones como actores participativos a favor de los grupos organizados. Existe otro ámbito que parece encontrarse en una situación difícil en la actualidad y que tiene que ver con la legitimidad y la efectividad del sistema político. Según los análisis del Centro para el Futuro de la Democracia de la Universidad de Cambridge (2022), España es uno de los países del mundo en los que la ciudadanía ha experimentado una mayor caída en su satisfacción con la democracia durante la pandemia del Covid 19. España también destaca en este estudio por el incremento del apoyo a Gobiernos dirigidos por un líder fuerte que no tenga que preocuparse por elecciones o Parlamentos, un aspecto que remite a la necesidad de reflexionar sobre el deterioro de la legitimidad difusa del sistema. Ante esta tesitura, muchas voces académicas se alzan a favor de una mayor implicación de la ciudadanía en la toma de decisiones a través de mecanismos participativos innovadores, así como sobre la reflexión en torno a la legitimación de las instituciones representativas. Son bienvenidas a esta mesa las ponencias que contribuyan al debate en torno a experiencias e iniciativas de innovación en tanto que herramientas de revitalización de la legitimidad democrática.