Si hay un formato informativo audiovisual que haya cobrado una vigencia y una relevancia inusitada como creador y encauzador de la opinión pública, ése es sin duda la tertulia política televisiva, que ha encontrado su forma natural de desplegarse en el escenario de la TDT. El formato, de origen claramente radiofónico, ha ido, sin embargo, a imbricarse en el vasto panorama de hibridaciones discursivas que proporciona la televisión actual influyendo y dejándose influir por formatos mucho más espectaculares en lo visual como el talk show, el late show, y en general todas las variantes del reality, de tal manera que éstos le han prestado muchos de sus rasgos y a su vez han tomado otros de él, como la división de los contertulios en bandos, la hibridación con la entrevista, etc. Estos programas, en la actualidad, como señalan entre otros Cebrián, Castelló y Palao, se distinguen de sus precedentes de los 90 por haber constituido un coto de alusiones cerrado que les permita controlar sus efectos discursivos y reciclar sus excedentes, protegiendo a la audiencia de cualquier alusión a la par que potenciando su capacidad de manipulación y creación de opinión.  Lo que esta ponencia se propone es, precisamente, hacer un estudio comparativo de los rasgos estructurales, discursivos y de puesta en escena que la tertulia política comparte con estos géneros denominados globalmente como telebasura y, de forma destacada, a los dedicados a la crónica rosa, relacionándolos con los modelos de gestión de las crisis en comunicación política (Casero Ripollés)