España es una isla energética que no cuenta en la actualidad con la infraestructura suficiente como para solventar una posible crisis de suministro. Aunque la obsolescencia técnica de las instalaciones energéticas, garantizan la improbabilidad de que sean víctimas de un ciberataque, es mas que necesario una renovación que haga eficiente el servicio,incorporando la tecnología de las redes inteligentes o smart-grids que ya comienzan a funcionar en otros paises de la Unión Europea.

El carbón, motor hasta hace pocos años de la economía española ha de ser sustituido por otras fuentes de energía. Las centrales nucleares, aunque amortizadas, son lo suficientemente antiguas para que planteen el doble problema de su cierre, sin sustitución por otros modos de suministro energético, así como de la controvertida construcción de otras nuevas con el rechazo social que ello provoca, especialmente desde el terremoto que tuvo lugar en Japón en 2011 y que dió lugar a la crisis de la central nuclear de Fukushima.

La actual situación de crisis económica ha ralentizado hasta el sopor el desarrollo de las energías renovables en España, ambito en el que eramos pioneros en cuanto a desarrollo .Al generalizarse una mayor preocupación por las cuestiones medioambientales, se han empezado a dar las condiciones para fijar una posición común europea en esta materia. El último compromiso adquirido se alcanzó en el Consejo Europeo de marzo de 2007. Este compromiso, llamado el “20/20/20”, consiste en reducir un 20 por ciento las emisiones de efecto invernadero de la Unión Europea, y aumentar la aportación de las fuentes renovables hasta que representen el 20 por ciento del consumo final de energía, en el año 2020.

El aprovisionamiento de energía es un factor geopolítico de primer orden que todo Estado ha de tener en cuenta y que en el marco de la Unión Europea adquiere si cabe una dimensión mayor por los compromisos adquiridos con el resto de los Estados miembros.