Una de las mayores preocupaciones para todos los que trabajan en la investigación por encuestas es la tasa de no respuesta a la encuesta, que además diversos estudios es creciente, y como este problema puede comprometer la representatividad de las muestras. Si las personas que no responden tuvieran el mismo perfil que las que sí responden se podría considerar un problema menor, ya que no provocaría sesgos en las variables estudiadas. Pero hay numerosos estudios que apuntan a que esto probablemente no es así, sino que las personas que no responden, bien por rechazar participar en la encuesta, o bien por no poder ser contactados, tienen unas características diferenciadas del resto de la población. El problema es que es difícil conocer las características de quienes no rellenan las encuestas, precisamente por su renuencia a proporcionarnos esos datos. Tan solo contamos en algunas encuestas con algunos datos proporcionados por los encuestadores, o en algún caso con datos proporcionados por las encuestas que se consiguen tras realizar estrategias de conversión de rechazos.

Nuestra aproximación será estudiar la tasa de respuesta para diversas encuestas, tanto presenciales como telefónicas, por sección censal, agrupando estas según sus características demográficas, sociales y de participación política. De esta manera podremos conocer en qué tipo de secciones censales se produce una mayor número de rechazos y ausencias, que potencialmente puede hacer que queden peor representadas en las muestas. Y, a través de las características de las secciones, inferir qué características tendrán las personas menos propensas a ser incluidas en las muestras, y los sesgos que de ello se pueden derivar, contrastando esta realidad con los sesgos que realmente aparecen en estas muestras.