En las últimas décadas hemos asistido al surgimiento de un creciente interés por temas de seguridad y por diversos mecanismos para analizarlos. En el contexto de la globalización, caracterizada por el acortamiento del tiempo y del espacio, han emergido nuevas amenazas y nuevas estrategias para abordarlas, superando así los conceptos tradicionales referidos a la seguridad y dando mayor cabida a los estudios críticos de seguridad. En el caso sudamericano, es destacable la constitución de la Unasur como foro de coordinación política con una relevante dimensión geoestratégica y de seguridad, trascendiendo los clásicos enfoques de conflictos interestatales para abordar, a su vez, otros intra- y transestatales.

En este trabajo, primero se abordan las lógicas que motivaron la creación de la Unasur, con el objetivo de examinar los cambios y continuidades en lo que concierne a su abordaje sobre asuntos de seguridad y la mayor o menor influencia de las teorías críticas a la hora de implementarlo. Después, se analiza cómo, por un lado, Unasur actúa para evitar conflictos interestatales (por ejemplo, el conflicto entre Ecuador y Colombia en 2008); y, por otro lado, cómo también resuelve conflictos de naturaleza intraestatal (por ejemplo, el intento de secesión en Bolivia en 2008). Finalmente, por vía de la cooperación regional, Unasur también lidia con amenazas regionales como el tráfico de drogas o cuestiones medioambientales.

En este sentido, este artículo aspira a mostrar cómo estos tres niveles de amenazas a la seguridad son de gran relevancia para la región y cómo son abordados desde un mecanismo regional de reciente creación como es la Unasur, que es en mayor o menor medida deudor de los aportes emanados de los enfoques críticos de seguridad.