Uno de los análisis clásicos del comportamiento electoral se centra en la explicación de los componentes del voto. La Escuela de Columbia, focalizándose en el carácter sociológico y estructural del voto; la Escuela de Michigan, en la naturaleza psicológica; y la Escuela de Rochester, que trata de identificar los elementos económicos en la decisión del voto, sentaron las bases para la identificación de aquellos factores que conducen a los ciudadanos a decantarse por uno u otro partido. Sin embargo, en una sociedad en la que, cada vez, los cleavages tienen un menor peso, y en la que estamos expuestos a una mayor cantidad de información, es necesario buscar nuevos componentes constitutivos del voto. Desde esta perspectiva, el objetivo de esta ponencia es el de abordar si existe una relación entre las emociones y la composición del voto en las elecciones generales de 2016, y de ser así, si estas emociones se presentan de la misma manera o en el mismo grado para todos los partidos o si, por el contrario, existen discrepancias entre las distintas fuerzas políticas.