Las movilizaciones sociopolíticas, mediáticamente conocidas como “primavera árabe”, que vieron la luz a partir de finales del año 2010 en Túnez y que alcanzaron, en pocos meses, dimensiones regionales muy extendidas, nacieron básicamente como una rebelión popular despolitizada y poco organizada contra el autoritarismo de sus implacables regímenes políticos y sus efectos devastadores sobre casi todas las dimensiones de la vida cotidiana de una inmensa capa social en el mundo árabe. Sin embargo, su sacudida a un casi inamovible orden político establecido en la mayor parte de los países de la zona sirvió para dar voz, espacio, medios y sobre todo esperanzas, a diferentes corrientes ideológico-políticas silenciadas durante mucho tiempo, especialmente la extrema izquierda “laica” y el islamismo político, para contactar con un nuevo público sobre todo juvenil, escolarizado, mejor formado, pero desilusionado con sus élites.

En el caso de Marruecos, en lo que se refiere al movimiento islamista, además de los grupos del islamismo político: MUR/PJD, Justicia y Espiritualidad o Alternativa Civilizadora, otras expresiones islamistas, empezando por las distintas expresiones del movimiento salafí, llegando a la mayor zagüía en el país (la buchichiya), han reaccionado distintamente a este impacto y sus respuestas variaron según su propia esencia, su capacidad de reacción, su análisis del momento histórico y de la coyuntura local y regional, sus relaciones con los diferentes actores sociopolíticos del país, especialmente la monarquía como actor dominante, y sobretodo, según el desarrollo de los acontecimientos.

Este trabajo, intentará analizar el impacto de “la primavera árabe” sobre las diferentes expresiones del movimiento islamista marroquí, su reacción ante este impacto y las respuestas que ha podido obtener.