En 2005, el pueblo de Taishi, situado en la provincia de Guangdong en China fue escenario de un conflicto social y político que atrajo la atención nacional e internacional. El conflicto comenzó cuando los residentes de Taishi, descontentos con la corrupción y la mala gestión de los funcionarios locales, iniciaron una campaña para destituir al jefe del pueblo acusado de malversación de fondos. Los residentes de Taishi utilizaron un mecanismo legal para revocar al jefe del pueblo y convocar nuevas elecciones. Sin embargo, los residentes enfrentaron la represión del gobierno, que vio la campaña como una amenaza para su autoridad y estabilidad. Finalmente, no se logró destituir al jefe del pueblo, y la formulación mediática de la protesta en términos de democracia y estado de derecho ocultó los problemas reales del pueblo, relacionados con la pobreza femenina y la falta de recursos económicos y sanitarios del pueblo. También se ocultó el hecho de que la mayoría de los manifestantes eran mujeres, quienes además desempeñaron un papel importante al mantener una guardia de 24 horas durante un mes en la oficina del Comité de Vecinos para evitar la eliminación de evidencias sobre la corrupción (Woodman, 2011).

A pesar del desarrollo de la sociedad y la reforma del sistema político chino, la inclusión de las mujeres en los mecanismos de participación política se ve muy limitada, debido a que el gobierno chino ejerce un control estricto sobre la participación política y la sociedad civil, y perpetua una discriminación estructural contra las mujeres (Hong Fincher, 2016). 

Sin embargo, y por paradójico que resulte, aunque la mujer no participe directamente en los mecanismos políticos chinos, este hecho no conlleva su ausencia en la política y en la sociedad china. Por consiguiente, nuestra propuesta consiste en analizar, a través de diferentes ejemplos de movimientos sociales que han tenido lugar en China, la implicación de la mujer en movimientos que buscan favorecer la emergencia de un momento coyuntural en la sociedad y la política chinas a través de la reclamación de derechos y la expresión política de necesidades. De este tipo son, por ejemplo, los movimientos bottom-up tales como las protestas de Taishi y la intervención de activistas como Li Maizi y Zeng Jinyan a través de redes sociales y organizaciones no gubernamentales sin líderes directos para evitar riesgos de persecución policial. De nuestra investigación se desprende que las mujeres en China desempeñan un papel importante en la política y en el desarrollo social al desafiar las estructuras sexistas del poder existente en el actual gobierno chino y promover el cambio social desde abajo hacia arriba.