Aunque la dimensión electoral de la competición partidista siempre ha tenido mucha relevancia en la literatura sobre los partidos políticos pocos son los estudios que han analizado cómo los partidos reaccionan a los resultados electorales negativos. Es mas, no hay ninguna investigación explicitamente dedicada a este tema, tampoco por lo que respecta a los partidos españoles. Los estudiosos de los cambios “discontinuos” – es decir de los cambios a corto plazo - consideran que hay estímulos internos y externos al partido los cuales pueden causar una reacción (Harmel e Yanda 1994, Yanda et al. 1995), entre ellas las derrotas electorales. Aunque es verdad que no todos los partidos tienen como objetivo obtener la mayoría de los votos y ganar las elecciones (Strom 1990; Harmel e Yanda 1994), esto es algo muy común entre los partidos mayoritarios, o sea los que compiten por el control del gobierno (Harmel et al. 1995: 3). Además los partidos minoritarios pueden tener también interés en mejorar su proprio apoyo electoral en particular si están en riesgo de desaparecer. Esto es debido al hecho de que, como afirmaba Michels (1911) la organización del partido es un fin en sí mismo y su supervivencia es un objetivo prioritario.

En esta ponencia se comparan la reacción del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) a las derrotas de los años 1996 y 2000 y la del Partido Popular (PP) a las derrotas de 2004 y 2008. En España hay un nivel de competición muy elevado entre estos dos partidos por lo cual podemos suponer que hay incentivos para reaccionar a la derrota, sin embrago tanto el PSOE, como el PP tuvieron algunas dificultades en renovar el partido. ¿Qué factores limitaron esta renovación? Además ¿Cómo se desarrolla el proceso de reaccion a una derrota? ¿Que querían cambiar los dirigentes del PSOE y el PP a fin de mejorar sus apoyo electoral? Y ¿Cómo se transformaron en definitiva estos dos partidos?