GT 1.6 Teoría política para un mundo posthumano

Coordina:
Roberto Losada Maestre (Universidad Carlos III de Madrid)
Comenta:
Carmelo Moreno del Río (Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea)
Se ha afirmado que nuestra estructura mental no ha evolucionado, que seguimos teniendo la misma mente que nuestros antepasados prehistóricos y que, por ello mismo, podemos sentirnos relacionados con ellos, poseedores de una historia que sigue desarrollándose ahora con nosotros como protagonistas. De tal modo que, si el ser humano desapareciera, esa historia llegaría a su fin. Esto es, precisamente, lo que afirma el posthumanismo: la sustitución del ser humano por otro ser mejor, más perfecto, en algunos casos casi inmortal. Ello ocurrirá cuando la tecnología nos permita alterar la mente humana para convertirla en otra cosa. Yuval Noah Harari ha llamado a esto, con éxito, el paso del Homo Sapiens al Homo Deus. No se trata sólo de manipulación genética empleada con un propósito perfeccionista que incluye, además de mejoras biológicas, mejoras de tipo moral. Este perfeccionismo ya ha sido objeto de estudio y reflexión. En todo caso, hasta el momento, ha estado limitado a la idea de mejorar al ser humano y no planteaba suplantarlo. Ahora se trata, precisamente, de acabar con él, de dar lugar a una nueva especie. Es una postura ideológica que tiene los siguientes fundamentos: 1) el ser humano es un conjunto de complicados algoritmos a los que llamamos emociones o deseos; 2) las decisiones adoptadas por cualquier ser humano son el resultado de dichos algoritmos; 3) por tratarse de algoritmos es posible computerizarlos, es decir, convertirlos en programas que puedan ser leídos por máquinas suficientemente potentes; 4) el ser humano se equivoca al tomar decisiones cuando usa la razón para evitar el proceso de esos algoritmos; 5) si el algoritmo está instalado en una máquina, es decir, si se trata de un algoritmo externo, no habrá esa posibilidad de error; 6) el algoritmo externo sabrá mejor que nosotros lo que nos conviene. Las consecuencias para la teoría política no pueden ser más relevantes. La política es una actividad humana y lo que se plantea ahora es que la sustitución de lo humano. ¿Qué tipo de política corresponderá a un ser posthumano? ¿Habrá algún tipo de política? ¿Se trata de la nueva forma que adopta la vieja idea de que la política sólo es necesaria porque el ser humano es imperfecto? ¿Es el fin de la política? ¿Tendrá sentido hablar de cosas tales como la libertad, la deliberación, el conflicto? ¿El desprestigio de la política que ya se vive tiene que ver con esto? Puede que algunas de las afirmaciones del posthumanismo sean más promesas propias de la ciencia ficción y que no lleguen a alcanzarse nunca, pero aun ubicándolas en un utópico futuro inaccesible, como ocurre con el resto de las utopías, inspiran la acción del presente. Es necesario, pues atender a ello, porque puede que se aplique la política inspirada por estas visiones con el propósito de ahormar la realidad a una ficción o, lo que sería aún más peligroso, que se renuncie a ya la política por considerarla caduca e innecesaria. En este panel, por tanto, serán bienvenidas todas las reflexiones el futuro de la teoría política, la aplicación del desarrollo tecnológico en la actividad política, los problemas del perfeccionismo, la evolución del pensamiento en torno a la naturaleza humana, el desprestigio de la política motivado por la evolución tecnológica, etc.
Programa:
Sesión 8, Sesión 8
Día: viernes, 12 de julio de 2019
Hora: 11:00 a 12:45
Lugar: Aula 205
Sesión 9, Sesión 9
Día: viernes, 12 de julio de 2019
Hora: 13:00 a 14:00
Lugar: Aula 205
Ponencias:
Teoría política en la Cuarta Revolución Industrial: Transhumanismo y pensamiento político posfundacional
Aproximación a la antropología trans- y posthumana: un punto de partida para pensar el concepto de libertad.
La obra de Antonio Negri como posibilidad de un marxismo heterodoxo para una era poshumana y posmoderna
Data-driven democracy: Who decides?
Una teoría política adaptada a la ciencia del siglo XXI
¿Son la comedia y justicia ofensivas? La ofensa y su dimensión política